miércoles, 30 de noviembre de 2011

ER – IV BIMESTRE – 5to de Secundaria

LA IGLESIA CATÓLICA EN DIÁLOGO CON LAS GRANDES RELIGIONES DEL MUNDO: HINDUISMO, BUDISMO, JUDAÍSMO E ISLAMISMO

Las grandes religiones universales surgieron a partir de la base común de las religiones arcaicas. Se pueden clasificar en dos grandes ramas, a partir de las cuales aparecieron otras a lo largo de la historia.

v En el extremo Oriente, se constituyen las religiones místicas: Hinduísmo y Budismo. Se caracterizan por el valor absoluto que atribuyen a la experiencia interior de unión con Dios.

v En el Medio Oriente, aparecen las religiones de tipo profético, con los grandes profetas de Israel, y con Zoroastro en Persia. La principal religión profética es el Judaísmo, de la que proceden el Cristianismo y el Islam, éste último, con importantes diferencias. Se caracterizan por el valor absoluto que conceden a la llamada divina comunicada por medio de un profeta.

1. HINDUISMO

Religión de la India, pueblo con profunda religiosidad, todas las expresiones de su cultura y hasta su vida doméstica está llena de ritos, pensamientos y actitudes religiosas.

Los habitantes de la India conocen un ritual diferente para cada acto. Hay ceremonias y ritos para el momento de levantarse, de bañarse, de comenzar el trabajo, de comer.

En la India no hay una única religión. Existe toda una gama de religiones porque el hinduismo está abierto a toda manifestación religiosa y cultural. La religión es para el hindú una forma de vida, algo existencial que debe definir en concreto cada ser humano. Por eso dentro del hinduismo caben el politeísmo y el panteísmo, aunque la tendencia más fuerte sea la monoteísta.

Institución socio-religiosa de la casta:

El hinduismo no tiene fundador conocido, como suele suceder en todas las religiones étnico-políticas. Surgió o se configuró sobre todo a partir del racismo, varuno=color=casta.

A raíz de la invasión indoeuropea, dos milenios antes de Cristo, los vencedores, rubios, los arios, forman las tres castas superiores. Los no arios se subdividen. Los "sudras" (artesanos y comerciantes) que beneficiaban con su trabajo a todos, eran hombres libres y formaban una cuarta clase o casta.

Los "parias" son los que no tienen casta. Los "aborígenes" están debajo de los parias, y no tienen casta ni cabida en el mundo hindú.

Las tres castas superiores de los arios están formados por:

Sacerdotes-encargados de celebrar los ritos y dueños del poder espiritual.

Nobles guerreros-dueños del poder temporal.

Agricultores, comerciantes y ganaderos que procuran los bienes económicos.

Los sacerdotes nacieron de la cabeza de Brahmán, los guerreros de los brazos, los productores de las piernas, y los sudras de los pies. Otra justificación de la división en castas es la de la reencarnación, uno nace en una u otra casta y a ella debe integrarse por el hecho de nacer en ella. Si ha nacido en una casta humilde o en una subcasta no debe rebelarse. Por el contrario, debe someterse porque así al morir puede reencarnarse en una superior. Si se nace en una superior deben ser fieles a ella porque si se comporta indebidamente puede reencarnarse en una inferior.

2. BUDISMO

Junto con el cristianismo, puede decirse que el budismo es la religión que más fieles tiene. Existe hace más de dos mil años y ha tenido gran influencia universal.

Fundado por Buda, nacido en el 560 A.C., muy cerca de Nepal e hijo de príncipe guerrero. Es educado en la fastuosidad y el lujo. Se casa muy joven, llega a tener una esposa legítima y varias concubinas.
Llega un día en que se cansa de su vida regalada, lo abandona todo e inicia una vida errante y muy austera, dejando sorprendidos a familiares y amigos. Tanta austeridad pone en peligro su vida, por lo que decide moderar su ascetismo, decide dejar de vagar, y detenerse y dedicarse a la meditación. A partir de entonces fue llamado Buda, que significa "iluminado".

3. ISLAMISMO

Las religiones primitivas se originan en la búsqueda del hombre por Dios, pero el Islam, como el judaísmo, declaran que han sido originadas de lo alto. El Islam dice que es una revelación de Dios al hombre.
Nosotros sabemos que la revelación histórica de Dios fue hecha a los israelitas, el pueblo elegido por Dios. Fue una revelación progresiva entre ellos hasta que vino Cristo a completar la revelación de Dios al hombre: redimiendo al hombre como Dios lo había prometido.

Pero siglos después de Cristo, en el año 622 una nueva religión apareció en el oriente medio proclamado tener origen en una nueva y final revelación. Esta es el Islam, fundada por Mahoma a quien sus seguidores, los musulmanes, consideran el último de los profetas. La palabra Islam significa "absoluta sumisión a la Voluntad de Dios".

Muchos, fuera del Islam, llaman a los miembros de esta: mahometanos. Pero los musulmanes no usan este término. Ellos quieren dar a entender que no rinden culto a Mahoma. En efectos sus grandes verdades expresan "No hay otro Dios, sino Allah".

Solo en una cueva en la montaña cerca de la ciudad de la Meca en el occidente de Arabia, Mahoma meditaba sobre los profundos problemas del bien y del mal y sobre la deidad llamada Allah a quien la gente de la Meca adoraba como creador no sólo como al Dios único. Finalmente se convenció de que Allah era el único Dios verdadero y que no hay otro.

Mahoma fue sometido a terribles experiencias, "visiones", que lo dejaron temeroso y dudoso acerca de su salud. Su esposa Khadija lo persuadió de que aquello eran visiones proféticas y de que en realidad el era un profeta, por el resto de su vida, Mahoma trabajó para cambiar a su pueblo de ser tribus desorganizadas siempre peleando unos contra otros, a ser una nación unificada dedicada a Allah. El vino a ser a la vez líder político y religioso de los árabes.

La palabra Islam, según se anotó arriba, significa "absoluta sumisión a la voluntad de Dios", pero también se refiere a la "paz" en su derivación. El musulmán fiel vive para hacer la Voluntad de Dios y convivir en paz con todos los hombres.

Los musulmanes se han enfrascado en numerosas batallas tratando de conquistar el mundo y borrar la civilización cristiana. Pero este espíritu de guerra no brotó de las enseñanzas de Mahoma. En muchas ocasiones surgió de la ambición de los líderes musulmanes.

Las Creencias del Islam

La vida del musulmán y su culto están totalmente determinados por el CORAN, el "libro revelado". El Islam sostiene que el ángel Gabriel dictó a Mahoma todo lo contenido en sus 114 capítulos.

Hay cinco prácticas específicas que los musulmanes deben realizar:

"Los cinco Pilares":

  1. Recitar el Credo. Caracterizado por un especial énfasis en la unicidad de Dios: "No hay otro Dios, sino Allah y Mahoma su profeta". En el Corán está repetido en varios versos que Allah es el único Dios verdadero adorado también por los judíos y por los cristianos.
  2. Orar 5 veces al día: al amanecer, a medio día, a mitad de la tarde inmediatamente después de caer la tarde y una hora y media después de que anochece. En estas ocasiones los musulmanes fervorosos rezan en dirección a la Meca.
  3. Pagar una cantidad de dinero para obras de caridad. Esto le llaman: Zakat.
  4. Ayunar durante un mes (durante el Ramadan, el mes noveno en el calendario musulmán)
  5. Una vez en la vida hacer una peregrinación a la Meca.

Estos cinco pilares son obligatorios, pero hay otras prácticas y creencias entre las diversas sectas del Islam.

En relación con la moral, aunque Mahoma tuvo en cuenta los problemas del mal en el mundo de su tiempo, su regla moral no tiene muchas exigencias. Por ejemplo, el permite a un hombre tener varias esposas, (el mismo tuvo 9), y permite divorciarse de ellas. Otras prescripciones prohiben el vino y comer cerdo.

Sin embargo, hoy existen diferentes corrientes en el Islam. Tienden a cambiar, hay intentos de reformar la doctrina del Islam y sus prácticas a la luz de los requerimientos del mundo moderno. No existe una voz autorizada en nuestros días que guíe a todos los musulmanes.

4. JUDAISMO (Eventos Históricos Judíos)

El judaísmo como religión es la primera religión monoteísta de la humanidad y se fundamenta en 613 principios que son llamados preceptos, mandamientos de Dios. Estos mandamientos fueron entregados a través de un texto, el texto escrito en el Pentateuco o Torá, que pasaron a ser la esencia del pensamiento judío y son justamente lo trascendente en nuestro pueblo; para el judaísmo, las naciones y las personas que viven de acuerdo a los preceptos son los justos del mundo, sean judíos o no judíos, es por eso que no somos proselitistas, aunque cualquiera puede convertirse a esta fe, si así lo desea verdadera y honestamente hablando está todo dispuesto y preparado para ello a lo largo de estos 3000 años de historia. No tratamos de salvar almas mediante la conversión al judaísmo porque en esta religión y en esta fe, los seres humanos se salvan por sí mismos, dependiendo de su conducta ante los ojos de Dios y a través de la observancia de los mandamientos que obligan a la casa de Abraham y que lo hacen como el pueblo elegido.

Los principios básicos del judaísmo son tres: Dios, la Torá, (es la ley de Dios al pueblo) e Israel, pueblo y tierra. Cuando hablamos de Dios en el concepto judaico partimos de la base de que la vida del hombre no le pertenece depende de quien se la ha dado, y este ha sido el creador Dios Todopoderoso. Desde este punto de vista el hombre no es el dueño del mundo, ni el hombre posee el sentido total que está más allá de él y de sus conocimientos.

El maravilloso designio que se manifiesta a través del cosmos y de la naturaleza con el reflejo de que algo o alguien superior, creador todopoderoso que mantiene un orden en este universo infinito nos hace a los hombres más pequeños y más finitos en nuestro existir diario.

Creer en Dios significa para nosotros la insuficiencia, reconociendo éstas, y las limitaciones de los humanos; creer en Dios implica los misterios de nuestra existencia, porque tal vez, podríamos no haber existido; creer en Dios implica que el mundo tiene un sentido y tiene un propósito; creer en Dios significa que nosotros debemos realizar ese sentido y vivir para aplicar el propósito encomendado que sería dedicando la existencia a la tarea creadora de mejorar el mundo que nos ha sido confiado por Dios por ser los continuadores de aquellos que seguimos después de que Dios creo el mundo en 6 días después de la creación.
Para ello hay varios conceptos básicos que hay considerar,

  • En primer lugar, para el judaísmo todos los hombres son iguales como creadores por la voluntad divina.
  • En segundo lugar, cada uno sin embargo, es un ser especial y distinto en el programa del proceso del universo dado por el todopoderoso.
  • En tercer lugar, cada ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios y cada uno debe por lo tanto, vivir de acuerdo para no desmentir esta imagen.
  • Y por último, el concepto de santificación, santificación es la realización de la existencia de uno, nos dice el texto de la Torá en el pentateuco "consagrados seréis, ante mi, porque yo soy vuestro Dios y soy un Dios santo".

El conocimiento religioso de Dios por parte de los pueblos, se reduce al conocimiento racional y se distingue de las especulaciones puramente racionales de los filósofos y pensadores sobre el tema de la existencia de Dios.

La Iglesia exhorta a los cristianos y a los católicos a que mediante el diálogo y la colaboración con los adeptos de otras religiones, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socioculturales, que en ellos existen.

Creer de modo cristiano significa aceptar, profesar y anunciar a Cristo que es el "camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6), tanto más plenamente, cuanto más se ponen de relieve en los valores de las otras religiones los signos, los reflejos y como los presagios de Él. Es por tanto buscar las afinidades con religiones no cristianas.

Los seguidores de Mahoma: Carácter monoteísta - vínculo con la fe de Abrahán, a quien ven con complacencia, - Dios viviente, es el Creador del cielo y de la tierra à habló a los hombres a cuyos designios procuran someterse à veneran a Jesús (aunque sólo como Profeta) - honran a María su Madre virginal - esperan el día del juicio - aprecian la vida moral - honran a Dios con la oración, las limosnas y el ayuno.

La religión judía, con quienes profesamos la fe en la Antigua Alianza - compartimos los comunes inicios de la fe, Patriarcas, Moisés y los Profetas - no se puede olvidar que de ellos hemos recibido la Revelación del Antiguo Testamento - todo esto constituye un fundamento orgánico para una relación recíproca. La Iglesia debe llevar adelante con todos los hombres en el mundo de hoy un diálogo de salvación, buscando la plenitud de la verdad en la caridad y en la paz. A esto nos impulsa precisamente nuestra fe.

Increencia y ateísmo  

El término "increencia" se refiere a la falta de religiosidad. Es un fenómeno masivo. El hombre ya no busca el sentido de la vida desde lo trascendente. La increencia se puede definir casi como una ideología de comprensión de la realidad: hoy, el hombre "normal" es el que resuelve los problemas de la vida sin acudir a lo Trascendente, y puede encontrar el sentido de lo bueno y lo malo por sí mismo.

Hay quienes se dicen abiertamente "ateos", es decir, no creen que existe Dios; y otros -la mayoría- piensan y viven como si Dios no existiera, afirmando doctrinas contrarias a lo que Él reveló a los hombres, por esto, por increencia y ateísmo se designan realidades muy diversas:

· La negación expresa de Dios (ATEÍSMO);

· La afirmación de que nada puede decirse acerca de Dios (AGNOSTICISMO);

· Pretender explicarlo todo sobre la base puramente científica o, rechazar sin excepción toda verdad absoluta;

· someter la cuestión teológica a un análisis metodológico (POSITIVISMO, CIENTIFICISMO);

· la exaltación a tal grado del hombre, que se deja sin contenido la fe en Dios;

· imaginar a un Dios que rechaza al hombre;

· la falta de inquietud religiosa alguna = no plantearse siquiera la existencia de Dios; (INDIFERENCIA RELIGIOSA)

· la preocupación exclusiva por las cosas materiales -trabajo, estudio, salud, diversiones, etc.- (SECULARISMO).

Causas   
La increencia y el ateísmo, nacen a veces como violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo. En ocasiones es también, una actitud pragmática, debida a la negligencia o a la falta de inquietud religiosa. Se puede hablar hoy, de una cultura de increencia o ateísmo sistemático. Esta actitud tiene en muchos casos sus raíces en todo el modo de pensar del mundo moderno:

· El pensar científico que asegura que lo único que se puede afirmar es aquello que se puede comprobar científicamente, por tanto, las cuestiones religiosas, por ser misteriosas, trascendentes e incomprobables, quedan totalmente excluidas.

· La exagerada exaltación del hombre, que lo lleva a olvidar que es un ser contingente y limitado en la existencia;

· El afán de la autonomía humana que lleva a negar toda dependencia del hombre respecto de Dios

· La afirmación de que la esencia de la libertad consiste en que el hombre es el fin de sí mismo: el único artífice y creador de su propia historia.

· Pensar que la liberación del hombre consiste en la liberación económica y social, afirmando que la religión la obstaculiza. .

Caminos hacia la increencia

Cada persona, incluso el creyente puede llegar a la increencia, por caminos muy diversos:

· Incapacidad para reaccionar: Es quien pertenece a una religión, pero nunca se ha planteado por qué cree. Su religiosidad no es fruto de una decisión persona, sino de una herencia o costumbre.

· La crisis moral: Debido a las ideas tan relativas de lo que es bueno y lo que es malo. Las normas morales y éticas hoy parecen anticuadas. Hay ideas muy confusas acerca del matrimonio, la sexualidad, el disfrute de la vida que, la religión puede parecer más que una solución liberadora, un estorbo que impide vivir "intensamente" la experiencia humana.

· La agresión ideológica: Muchos piensan que la religión no es propia de personas cultas y progresistas, por lo que ridiculizan cualquier expresión religiosa. Los creyentes prefieren ocultar sus ideas y adoptar las de la "sociedad civilizada".

· El descuido de la fe: El hombre de hoy tiene tantas actividades y problemas que deja para "cuando tenga tiempo" el conocimiento y la práctica de su religión y, más aun, la oración, que es la comunicación con Dios. Esto lleva a una vida de superficialidad y cansancio.

· Atender a cualquier ideología: Hay quienes eligen el contenido de sus creencias según sus preferencias y necesidades. Confeccionan un credo a su medida, mezclando ideologías diversas que nada tienen que ver con la verdad revelada por Dios.

Postura de la Iglesia

La Iglesia sabe que cuando faltan el fundamento divino y la esperanza en la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones gravísimas, por eso, rechaza con toda firmeza el ateísmo, pues contrasta con la esencia misma de la fe cristiana.

La Iglesia está convencida de que la enseñanza de las verdades trascendentes y eternas, no disminuye la importancia de las tareas humanas, sino que proporciona nuevos motivos de apoyo para su ejercicio. Por lo que apoya todas las actividades humanas: científicas, sociales, culturales, económicas, siempre y cuando contribuyan a dignificar la vida del hombre y lo ayuden a reconocer a Dios como su origen y destino último.
También reconoce sinceramente que todos los hombres, creyentes y no creyentes, deben colaborar en la edificación de este mundo, en el que todos viven en común. (cfr. Vaticano II, GS 21)

La Iglesia es particularmente sensible a la actitud de esos hombres que no logran conciliar la existencia de Dios con la múltiple experiencia del mal y del sufrimiento. Consciente de lo que ella anuncia, "está en armonía con los deseos más profundos del corazón humano, cuando reivindica la dignidad de la vocación del hombre" (GS 21).

Teniendo en cuenta la incredulidad y el ateísmo, los cristianos tienen la obligación de hacer crecer la fe de manera especial consciente, penetrante y madura, caracterizada por un profundo sentido de responsabilidad y de amor hacia todos los hombres.

lunes, 19 de septiembre de 2011

ER – III BIMESTRE – 5to de Secundaria

EL ORDEN SACERDOTAL

1. INTRODUCCIÓN GENERAL:

Es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico. Está instituido para anunciar la Palabra de Dios y para restablecer la comunión con Dios mediante los sacrificios y la oración, quien recibe este sacramento es el mediador entre el Señor y los hombres, y transmite a éstos sus enseñanzas cuando se reúnen todos juntos en la oración al Padre.

Pero no sólo el sacerdote tiene la función de presidir la asamblea de fieles cuando se reúnen para orar, sino que también actúa en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrecemos el sacrifico eucarístico.

El ministerio de los presbíteros, por estar unido al Orden episcopal, participa de la autoridad con la que el propio Cristo construye, santifica y gobierna su Cuerpo. Por eso el sacerdocio de los presbíteros supone ciertamente los sacramentos de la iniciación cristiana. Se confiere, sin embargo, por aquel sacramento peculiar que, mediante la unción del Espíritu Santo, marca a los sacerdotes con un carácter especial. Así quedan identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera que puedan actuar como representantes de Cristo Cabeza.

Los presbíteros, aunque no tengan la plenitud del sacerdocio y dependan de los obispos en el ejercicio de sus poderes, sin embargo están unidos a éstos en el honor del sacerdocio y, en virtud del sacramento del Orden, quedan consagrados como verdaderos sacerdotes de la Nueva Alianza, a imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, para anunciar el Evangelio a los fieles, para dirigirlos y para celebrar el culto divino.

Al igual que todos los fieles de Jesucristo a lo largo de la historia, los presbíteros han sentido la llamada de Cristo a sus corazones a seguirle. Sus ideales son imitar de cerca el ejemplo de Jesús y a ello han consagrado su vida. Los sacerdotes han optado por la vida de obediencia, castidad y pobreza al igual que lo hizo su Señor.

Este sacramento configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin de servir de instrumento de Cristo a favor de su Iglesia para siempre, unido a Él, a su amor... y tenerle cerca para poder seguir su ejemplo de vida y así obtener la Salvación. Y con la fuerza de Espíritu Santo podemos evitar la tentación que, al igual que se le presentó a Jesús y la rechazó, nos llegará, entonces llegará el momento de decidir que camino escoger pero siempre si nuestra elección es la cristiana siempre tendremos la fuerza del Espíritu para seguir nuestro camino hacia Cristo.

2. RESUMEN DEL SACRAMENTO:

SIGNIFICADO

Este sacramento significa la compromisión de los presbíteros para entregar su vida al servicio de la comunidad y a Cristo, poder actuar en su nombre, tomar como ejemplo su vida e intentar predicar su Palabra a todos los fieles cristianos (hacer de mediador entre Dios y los hombres), y así guiarlos en su camino a la vida. Y para llevar a cabo esta tarea tan dura y costosa, siempre evitando la tentación, les acompaña la fuerza del Espíritu Santo desde el momento en que se ordenan sacerdotes; esta gracia les da una fortaleza para poder guiar con prudencia y fuerza a su Iglesia.

RITO (SIGNOS, PALABRAS, ACCIONES)

En la celebración de la ordenación de un sacerdote exige el mayor concurso posible de los fieles, tendrá lugar en una catedral y preferentemente en domingo, con una solemnidad adaptada a las circunstancias.

El rito esencial del sacramento del Orden está constituido para los tres grados de ordenaciones (obispo, presbítero o diácono), por la imposición de manos del obispo sobre la cabeza del ordenado, así como por una oración consecratoria específica que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado.

Esta celebración citada varía según la tradición litúrgica determinada. Así como en el rito latino, en el rito inicial se lleva a cabo la presentación y elección del ordenado, la alocución del obispo, el interrogatorio del ordenando y las letanías de los santos. Después de todos estos actos, para el obispo y el presbítero: la unción con el santo crisma, signo de la unción especial del Espíritu Santo que hace fecundo su ministerio, entrega del libro de los evangelios, del anillo, de la mitra y del báculo a el obispo en señal a su misión apostólica de anuncio de la Palabra de Dios, de su fidelidad a la Iglesia de su cargo de pastor del rebaño del Señor; y al presbítero se le entrega la patena y el cáliz; y la entrega del libro de los evangelios al diácono.

MINISTRO DEL SACRAMENTO Y ¿QUIÉN PUEDE RECIBIRLO?

Dado que el sacramento del Orden es el del ministerio apostólico, corresponde a los obispos, en cuanto a sucesores de los apóstoles, transmitir el “don espiritual”, “la semilla apostólica”. Los obispos válidamente ordenados, es decir, que están en la línea de la sucesión apostólica, confieren válidamente los tres grados de ordenación.

Este sacramento lo pueden recibir todo cristiano que haya sido bautizado, haya recibido el Cuerpo de Cristo y haya llevado a cabo una preparación en un seminario en el cual les enseñan a seguir fielmente la Palabra de Dios y a convertirse en pastores del rebaño del Señor. A partir de entonces cuando llegue el momento, si han llegado al punto de preparación óptimo, recibirán el sacramento del Orden.

¿QUÉ APORTA EL CREYENTE Y LA COMUNIDAD? ¿QUÉ RECIBE EL CREYENTE Y LA COMUNIDAD?

El creyente aporta su vida al servicio de Dios para que éste le confíe el poder de guiar y enseñar a su rebaño, mientras que la comunidad aporta su fidelidad y fe, dejándose guiar y enseñar por el pastor que les mostrará el camino correcto para llegar a Jesús.

El creyente recibe la fuerza del Espíritu y la confianza del Señor para que predique la Palabra, y la comunidad de creyentes recibe siguiendo el modelo de vida de Jesús, la Salvación y la felicidad eterna.

3. RELACIÓN CON LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA: BAUTISMO, CONFIRMACIÓN Y EUCARISTÍA:

Para el posible recibimiento del sacramento del Orden, es necesario que el ordenando pertenezca ya a la Iglesia, que haya recibido todos los sacramentos de la iniciación cristiana, con mayor importancia el Bautismo; que le hace miembro de la Iglesia, y la Eucaristía; en el momento de tomar el Cuerpo de Cristo y fortalecer los lazos de unión hacia Él. Este sacramento, una vez que ya has sido preparado para recibirlo, es una decisión propia y voluntaria, la cual hace que ya no te conviertas únicamente en hijo de Dios, sino que ya entregas tu vida y tus fuerzas a su servicio con el fin de ayudar a predicar su Palabra.

Este sacramento únicamente se puede tomar una vez, en eso se diferencia de alguno de los anteriores y además después de haber recibido la unción del santo crisma aportándote la fuerza del Espíritu Santo, es imposible ya romper los lazos de unión entre el presbítero ordenado y Dios; este sacramento es perenne y para siempre sin ningún tipo de vuelta atrás. Aunque un sacerdote sea excomulgado, no podrá ejercer las labores propias de antaño, pero siempre seguirá quedando el resto que le sigue uniendo al Espíritu.

4. ¿CUÁL ES LA VISIÓN QUE TIENE EL VATICANO II DE ESTE SACRAMENTO?

Este sacramento une más aún fielmente, si cabe al cristiano con Dios, y éste hace que el ordenando se convierta en mediador entre el Señor y los hombres, guíe al rebaño del Divino hasta la Salvación eterna, y su función principal de presidir la Eucaristía ante la asamblea de fieles cristianos reunidos en la iglesia para adorar al Señor.

El presbítero recibe el “don del Espíritu” para que le acompañe y le de la fortaleza y prudencia para poder guiar al Pueblo del Mesías, entregando toda su vida al servicio del Señor para convertirse en su siervo, y así ayudarle en la tarea predicadora de su palabra.

5. REFLEXIÓN PERSONAL:

Admiro en este sacramento como las personas que lo toman se ponen al servicio de su comunidad y de su Dios, sin importarles la dificultad que entrañe dicha decisión y dando un recital de generosidad. Es un gesto de humildad, valentía y fuerza, ya que llevar una vida de castidad, pobreza y dedicación a Dios exige una gran capacidad de sacrificio. Sin embargo, estas personas se sienten felices haciéndolo y confían en que la fuerza del Espíritu les acompañe en los momentos buenos y en los malos y les ayude a afrontar las dificultades.

Las personas que reciben el Orden me parecen héroes que dan su vida para guiar a toda la Iglesia hacia la Salvación eterna y hacia el modelo de vida de Jesucristo, y con ello se sienten felices y gozosos, porque están realizando una labor humanizadora además de eclesiástica acercando a las personas hacia Cristo que es, al fin y al cabo, la meta de felicidad que se propone cualquier persona cuando llega a la muerte.

EL MATRIMONIO

1. INTRODUCCIÓN GENERAL:

La íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias, se establece con la alianza del matrimonio... un vínculo sagrado. Esto viene a decir que el matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las variaciones que ha sufrido a lo largo de la historia en las culturas, sociedades y actitudes espirituales. El matrimonio para muchas culturas tiene tal importancia que se cree que la salvación de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar.

Según la fe, los conflictos y desórdenes no se producen por la naturaleza del hombre o de la mujer, ni en la naturaleza de sus relaciones, sino en el pecado, por eso es necesario llegar hasta una cierta maduración, así poder eludir el pecado y no sufrir conflictos en las relaciones personales.

La sexualidad y el matrimonio son dos términos que están fuertemente ligados según la doctrina cristiana, porque cuando el amor florece entre un hombre y una mujer para poder vivir unidos y convertirse “en una sola carne” deben de enlazarse por medio del matrimonio, y por supuesto las relaciones sexuales (que según la teoría cristiana son con fin de la procreación) siempre se deben producir en el ámbito conyugal unido por el matrimonio.

Pero el matrimonio es, en una parte muy importante la base de la familia; un grupo de personas que se relacionan en un grupo social determinado y con unos factores sociales bien definidos; toda familia debe adaptarse a éstos, debido a que en caso contrario surgirían disparidades y probablemente desembocaría en una ruptura familiar o matrimonial. El valor de la familia es muy importante en la formación de la persona debido a que la familia es aquel lugar donde creces y vas madurando y afrontando los problemas con su ayuda hasta llegar el punto en que se debe desenvolver la persona misma en la vida.

Como último apunte, quería recalcar que cada persona tiene un proyecto de vida determinado, y hoy por hoy el matrimonio constituye el principal, formar una familia y en conclusión conseguir la felicidad; deseo por el cual cada persona lucha por una concepción de felicidad definida en su persona.

2. RESUMEN DEL SACRAMENTO:

SIGNIFICADO

Este sacramento representa la unión de amor hasta la muerte de un hombre y una mujer, convirtiéndose cada uno en “carne de su carne” del otro miembro. Pasan a formar parte de una unión indefectible de sus dos vidas, a pesar de que tengan que afrontar a lo largo de su vida una serie de dificultades que el amor conyugal irá salvando una a una.

La gracia que obtiene los cónyuges cristianos al tomar este sacramento está destinada a perfeccionar el amor de los contrayentes y a fortalecer su unidad indisoluble. Por medio de esta gracia “se ayudan mutuamente a santificarse con la vida matrimonial conyugal y en la acogida y educación de los hijos”. El matrimonio, por su misma naturaleza, exige a los esposos una fidelidad inviolable, debido a que los contrayentes en un principio estaban enamorados, y el amor no es algo pasajero, sino que es para siempre.

RITO (SIGNOS, PALABRAS, ACCIONES)

La celebración del rito tiene lugar en la Santa Misa, en virtud del vínculo que tienen todos los sacramentos con el Misterio Pascual de Cristo. En la Eucaristía se realiza el memorial de la Nueva Alianza, en la que Cristo se unió para siempre a la Iglesia. Los esposos sellan su consentimiento en darse el uno al otro mediante la ofrenda de sus propias vidas, uniéndose a la ofrenda de Cristo por su Iglesia. En cuanto al gesto sacramental de santificación, la celebración del matrimonio... debe ser por sí misma válida, digna y fructuosa. Por tanto, conviene que los futuros esposos se dispongan a la celebración de su matrimonio recibiendo el sacramento de la Penitencia.

En las diversas liturgias se realizan oraciones de bendición y de epiclesis pidiendo a Dios su gracia y la bendición sobre la nueva pareja. En la epíclesis de este sacramento los esposos reciben el Espíritu Santo como Comunión de amor de Cristo y de la Iglesia. El Espíritu Santo es el sello de la alianza de los esposos, la fuente siempre generosa de su amor, la fuerza con que se renovará su fidelidad.

MINISTRO DEL SACRAMENTO Y ¿QUIÉN PUEDE RECIBIRLO?

Al contrario que el resto de los sacramentos, los ministros del matrimonio son los contrayentes, que son las figuras principales de la ceremonia y los que pronuncian las palabras de aceptación de todos y cada uno de los requisitos del matrimonio (fidelidad, amor...).

Este sacramento lo puede recibir toda aquella persona que haya recibido los sacramentos de iniciación cristiana (Bautismo, Eucaristía y Confirmación, aunque éste último no es obligatorio) y también es recomendable que la persona antes de recibir el sagrado sacramento del Matrimonio se confiese, para poder llevar a cabo la unión conyugal limpios de pecado, claro está, que se necesitan una pareja y que ésta te acepte para que pueda llegar a su fin este sacramento.

¿QUÉ APORTA Y QUÉ RECIBE EL CREYENTE Y LA COMUNIDAD?

El creyente aporta su fe en Dios y su fidelidad y amor hacia el otro contrayente, mientras que la comunidad aporta su consentimiento para que se lleve a cabo este sacramento y su apoyo para ayudar a dichas personas.

El creyente recibe como cónyuge a su esposo/a y la fuerza del Espíritu Santo, para que éste les ayude con su fortaleza y prudencia a ambos a afrontar las dificultades y seguir manteniendo el amor eterno y la fidelidad hacia el otro.

3. RELACIÓN CON LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA (BAUTISMO, CONFIRMACIÓN Y EUCARISTÍA)

La relación que mantienen es tal que para poder recibir el sacramento del matrimonio, y así poder perpetuar el amor y la fidelidad hacia una persona, es necesario haber realizado previamente todos los sacramentos de iniciación cristiana obligatoriamente, excepto la Confirmación, que no es imprescindible para poder llevar a su fin la unión conyugal.

Este es el último sacramento de los siete que existen, por tanto es el final de nuestra maduración espiritual y cristiana que a lo largo de la vida nos va acompañando hasta llegar a la edad en que culmina nuestra formación cristiana.

4. ¿CUÁL ES LA VISIÓN QUE TIENE EL CONCILIO VATICANO II DE ESTE SACRAMENTO?

El matrimonio es una íntima comunidad conyugal de vida y amor y se establece con la alianza de los mismos, es decir, con su consentimiento personal e irrevocable. Este vínculo sagrado, en atención al bien de los esposos no depende de la decisión humana, sino es el propio Dios el autor del matrimonio, al cual ha dotado al humano con bienes y fines varios, todo lo cual es de suma importancia para la continuación del género humano. Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí mismos a la procreación y a la educación de la prole, con las que se ciñen como su corona propia. De esta manera, el marido y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne, con al unión tiene mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran más plenamente, esta unión exige fidelidad y una indisoluble unidad. El genuino amor conyugal es asumido en el amor divino y se rige y se enriquece por la virtud redentora de Cristo y la acción salvífica de la Iglesia para conducir eficazmente a los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos en la sublime misión de la paternidad y la maternidad, por eso los cónyuges están imbuidos del espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua santificación, y, por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios.

Actualmente la institución del matrimonio está gravemente deteriorado y a esto contribuye el divorcio, la poligamia, el amor libre y otras deformaciones. Además también queda profanado por el egoísmo, hedonismo y los usos ilícitos contra la generación. Pero aún así todavía él deber de transmitir la vida humana y de educarla es hecho por los cónyuges de la familia con dócil reverencia hacia a Dios y se esforzarán ambos; el hombre y la mujer y con mutuo esfuerzo. Los esposos cristianos son conscientes de su de que no pueden proceder a su antojo, sino que tienen el deber de regirse por la conciencia.

Pero el matrimonio no ha sido instituido únicamente para la procreación, sino que la propia naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que también el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste, progrese y vaya madurando ordenadamente.

5. REFLEXIÓN MORAL

A través del estudio más profundo del matrimonio he podido averiguar el verdadero sentido del matrimonio. He podido conocer más concienzudamente la otra postura contraria al divorcio y a la separación matrimonial. Y siempre es enriquecedor conocer las dos posturas para poder encontrar una opinión más objetiva y “acertada”. Con este estudio he aprendido a valorar aún más la unión de un hombre y una mujer, y que esto conlleva una serie de responsabilidades, las cuales se deben superar con el apoyo mutuo y el amor que, en teoría se siente durante toda la vida si en realidad en un principio existió. Bien es cierto que el supuesto “amor”, puede apagarse pero eso demuestra una falta de responsabilidad por parte de los cónyuges que, se han unido en matrimonio sin haber estado realmente enamorados.

lunes, 4 de julio de 2011

ER – II BIMESTRE – 5to Secundaria

LA MORALIDAD DEL ACTO HUMANO

Introducción

La categoría singular del hombre -que le distingue y eleva por encima de los otros seres de la creación visible- radica en que está dotado de inteligencia y voluntad -creado a imagen y semejanza de Dios-, con libertad para tomar decisiones. Pero, siendo criatura, su libertad debe estar armonizada con la de Dios y con la de sus semejantes. Esto es lo que hacen los mandamientos, que son caminos de la libertad, poniendo orden en el ejercicio de la libertad creatural de modo que sea verdadera libertad, armonizada y concertada con la libertad de los demás.

    En consecuencia, si hay un  mandamiento legítimo el hombre tiene la obligación de cumplirlo y no es moralmente libre, aunque tendrá psicológica y física; si no existe mandamiento, es muy libre de tomar la decisión que quiera. Así, el hombre tiene que educar su libertad para utilizarla correctamente; es decir, tiene que obrar como hombre ejercitando la inteligencia y la voluntad, pero referidas a una norma objetiva y trascendente que dirige y regula su conducta.

    La moralidad, pues, es una cualidad del acto humano libremente ejercido; y será positiva -buena- si se ajusta a la norma que lo ordena como ser racional; será negativa -mala-, si actúa irracionalmente en contra de la norma.

Ideas principales

1. Fuentes de la moralidad

   En la experiencia más elemental del ser humano se produce un fenómeno que conviene señalar: sabe que obra bien o que obra mal, que sus acciones son buenas o malas. ¿Cómo lo sabe? Se lo dice la conciencia, esa voz interior que avisa: hay que hacer el bien y evitar el mal. Pero la conciencia no hace más que traducir la convicción previa de que tenemos grabada en lo profundo una ley, a la que debemos someternos; de modo que, si obramos de acuerdo con ella, abramos bien; y si la contradecimos, obramos mal.

    Con el fin de tener a mano un criterio claro y sencillo, los autores consideran que la moralidad depende del objeto, el fin y las circunstancias:

    a) El objeto elegido, que es aquel bien hacia el que tiende la voluntad, pudiendo decirse que es la materia del acto humano. Y es que hay cosas que son buenas por sí mismas y cosas que son malas de suyo, es decir, siempre. Por ejemplo, quitar la vida a un inocente siempre será un crimen, aunque se quiera disimular con eufemismos hipócritas; por el contrario, adorar a Dios es un acto bueno en sí mismo.

    b) El fin o la intención del acto puede modificar la moralidad agravando o disminuyendo la cualidad buena o mala de un acto; y afirmando con claridad que lo que es malo no puede volverse bueno, sean cuales sean las circunstancias.

    Por tanto, para que un acto sea moralmente bueno es preciso que sea bueno el objeto, el fin y las circunstancias; si es mala alguna de estas tres cosas, el acto es malo. Erraría (se equivocaría), pues, quien juzgase de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira, o las circunstancias (ambiente, presión social, coacción o necesidad de obrar, etc.). Hay actos que -por sí y en sí, independientemente de las circunstancias y de la intención- son gravemente ilícitos por razón de su objeto; por eso la moral afirma rotundamente que nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien.

2. Moralidad de las pasiones

    En el ser humano anida una serie de impulsos, tendencias, afectos y sentimientos que se conocen con el término "pasiones", reconocidas como fuerzas que Dios ha puesto en la naturaleza y que nos mueven a obrar. Consiguientemente al pecado esas fuerzas están desordenadas y provocan tensión en el hombre, pero es indudable su utilidad si se logra controlarlas. Son como el agua embalsada: represada y encauzada es fuente de vida y de energía; si se rompe la presa, provoca la catástrofe.

    El amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira, son las pasiones principales. Las pasiones de por sí no son buenas ni malas, pero lo son en la medida en que dependen de la razón y de la voluntad e impulsan a obrar el bien o el mal. Luego las pasiones son moralmente buenas cuando contribuyen a una acción buena, y son moralmente malas si empujan a obrar el mal. Las pasiones pueden ser asumidas en las virtudes o pervertidas en los vicios.

3. Actuar siempre de cara a Dios

    No es fácil dominar las pasiones sometiéndolas a la razón con una libertad fuerte y ordenada, pero es necesario si queremos vivir con la dignidad que comporta la condición humana y sobre todo la dignidad de cristianos, que se saben hijos de Dios. Hace falta querer y luchar, y se necesita ante todo la gracia de Dios, que el Espíritu Santo proporciona en abundancia a los que la piden. Así es posible conseguir que nuestro comportamiento -los actos todos- sea bueno porque el objeto, el fin y las circunstancias sean buenos, a pesar de las pasiones; o mejor, dominando las pasiones y no dejándonos arrastrar por ellas.

    Una recomendación de San Agustín -recogida en el Concilio de Trento- nos puede alentar en la lucha contra las pasiones para aprovecharlas en la dirección de la Providencia: "Dios no manda cosas imposibles sino que, cuando manda algo, te advierte que hagas lo que puedas, que pidas lo que no puedas, y te ayudará para que puedas".

    Entonces el Espíritu Santo ayuda para que todo nuestro ser -incluidos dolores, temores y tristezas, como aparece en la agonía y pasión de Cristo- sean para Dios. Cuando se vive en Cristo, los sentimientos humanos pueden alcanzar su consumación en la caridad.

lunes, 25 de abril de 2011

ER - I BIMESTRE - 5to Secundaria

 

CRISTO EN MI VIDA

Caminamos hacia la Pascua

REFLEXIÓN

Hablemos de vocación

Como suele suceder, las cosas más importantes de la vida, son difíciles de definir

El concepto de vocación se presta a diversas interpretaciones y por tanto puede provocar confusión. Podemos usar la palabra vocación de diferentes maneras, en diversos niveles. Existen, por ejemplo, escuelas "vocacionales"; se dice que alguien tiene "mucha vocación" para algún oficio o profesión; si un muchacho se sale del seminario "es que no tenía vocación". Y también hablamos de "vocación matrimonial o religiosa". ¿De qué estamos hablando?
En realidad, la palabra vocación proviene del latín: vocare, que significa llamado. Sentir una vocación equivale a decir que alguien me está llamando. De otra manera no tiene sentido.

A. Agradezcamos a María por su compañía

Para realizar la reconciliación de los hombres, Dios preparó a una mujer, llenándola de gracias especiales para que fuera la Madre de Dios. La libró del pecado original y de todo pecado, desde el primer momento de su existencia y siempre fue santísima. Esa Mujer, María, sería la Madre de Dios y por ello, auténtica Madre nuestra.

Un día Dios envió al Arcángel Gabriel a la ciudad de Nazaret, a la Virgen María, que estaba desposada con San José. La saludó llamándola "llena de gracia", y le expuso el Plan de Dios: Ella sería la Madre del Salvador por obra del Espíritu Santo, porque para Dios nada hay imposible.

La Virgen María aceptó de inmediato el plan de Dios, diciendo: "He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu palabra"(Lc 1,38). En aquel mismo momento, se hizo Hombre la segunda Persona de la Santísima Trinidad, sin dejar de ser Dios.

1. ¿Quién es la Santísima Virgen María?

La Santísima Virgen María es la Nueva Eva, la Mujer perfecta, llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado original, que es Madre de Dios y madre nuestra, y que está en el cielo en cuerpo y alma; y que nos acompaña permanentemente en nuestros esfuerzos por ser cristianos con gran solicitud y amor maternal.

2. ¿Por qué decimos que la Virgen María es verdaderamente Madre de Dios?

Decimos que la Virgen María es verdaderamente Madre de Dios porque es la madre del Hijo eterno de Dios hecho hombre, que es Dios mismo.

3. ¿Por qué decimos que la Virgen María es madre nuestra?

Decimos que la Virgen María es madre nuestra porque, por su obediencia, se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes; además, porque es Madre de Jesucristo, con quien estamos unidos por la gracia, formando un solo Cuerpo Místico.

4. ¿Cuáles son los singulares privilegios que Dios concedió a la Virgen María?

Los singulares privilegios que Dios concedió a la Virgen María son: su Concepción Inmaculada, su perpetua Virginidad, su Maternidad divina y su Asunción en cuerpo y alma a los cielos.

5. ¿Qué lugar ocupa la Santísima Virgen María en el Plan de Reconciliación?

La Santísima Virgen María ocupa en la redención el lugar de Cooperadora de la Redención, porque colaboró con su fe y su obediencia libres a la reconciliación de los hombres. Por deseo explícito del Señor Jesús, que nos la señaló como Madre (ver Jn. 19,27), María es verdaderamente Madre de todos los cristianos, quienes realizan su peregrinación terrena bajo los tiernos cuidados maternales y la compañía de María.